lunes, 23 de julio de 2012

la vida se basa en los matices

Típico. Llevas horas en la cama creyendo que intentabas dormirte cuando de repente te descubres a ti mismo, a las cinco de la mañana, dándote cuenta de cómo las cosas cambian. Y así va el orden; primero te sorprendes (porque los cambios, a la fuerza, como mínimo siempre sorprenden cuando casi han pasado de inadvertidos). Después (ipso facto) vas a echar de menos todas aquellas cosas que un día echaste de más. Y lo último (siempre es lo último), es el contraste (porque sin querer, siempre contrastas). Lo bien que estás ahora y lo bien que creías estar antes. Y te ríes. Te ríes porque recuerdas. Porque puedes recordar (porque tienes recuerdos dignos de recordar) Y empiezas a ser consciente de que todas esas cosas que un día quisiste que jamás hubieran ocurrido ahora no las cambiarías por nada. Ni las malas ni las menos malas. Que cada insignificante detalle, poquito a poco te ha hecho ser quien eres ahora. Y te vuelves a reír. Te vuelves a reír porque todas esas cosas te han hecho un poco más fuerte. Y te das cuenta. Y te gusta (y sin querer te sientes un poco más completo, más vivo, más humano, más sensible, más maduro, más enamorado, más triste, más eufórico, más asustado) Y es que, después de saber quién eres de verdad... ¿Quién es el loco que se atreve a arrepentirse de haber cometido errores?

domingo, 29 de enero de 2012

let it be


Suelo pasarme horas pensando cómo. O pensando por qué. Pensando cuándo o simplemente dónde. Y, para qué engañarnos, nunca llego a nada. Es como pensar en blanco. Tal vez ese sea el truco. A veces lo mejor de no saber qué va a pasar es que realmente pasa.


jueves, 7 de julio de 2011

para que nada nos separe que nada nos una

Tal vez sea yo que me he vuelto loco, o sólo es el viento.. pero me ha parecido oir por aquí el susurro de tu voz. ¿Sabes qué me dice? Me dice que lo primero que haces antes de irte a dormir es contar las estrellas que se ven desde tu ventana, por orden, cómo no, desde la que más brilla hasta las que casi no se pueden ver, pero tu te fijas bien. Que lo último antes de cerrar los ojos es abrazar la almohada, pero muy fuerte, no se te vaya a escapar. Después sueñas. Sueñas... vete tú a saber qué. Sobre princesas y zanahorias o incluso con el monstruo del Lago Ness. Ahí entro yo. Y no, no soy (tu) Supermán, ni lo pretendo ser. Tampoco es que haya entrado volando por tu ventana. Perdóname si alguna vez creíste verme en sueños y estás intentando olvidarme aunque me quieras recordar (siempre), sólo quería verte dormir por última vez. Puedes llamarme loco o incluso psicópata por querer verte dormir, pero yo creo que sigo enamorado. Creo que fue Quevedo quién adivino nuestra historia, y quiero pensar que sólo la nuestra y la de nadie más.
Muy dulces sueños (mi) princesa.

miércoles, 1 de junio de 2011

sigo cantando con la luz apagada


A veces sentía que solo necesitaba que volviésemos a discutir, para poder saber, para querer creer, que seguías siendo capaz de volverme a enamorar después.

domingo, 27 de febrero de 2011

moving at the speed of sound



Es.. como que sientes que si no lo piensas no estaría pasando. O no fuese a pasar, o lo peor de todo, que no habría pasado ya.

sábado, 27 de noviembre de 2010

Nietzsche para estresados


Indiferencia, esa es la palabra.
Los humanos solemos tender a pensar más de la cuenta. A eso, o a no pensar nada. ¿Término medio? Cero. Cero patatero.
Todos los días nos levantamos esperando a que ocurra algo que no sabemos si va a llegar, o, quién sabe, deseando que termine algo que no tiene por qué acabar. Quejas inútiles y estúpidas que no sirven para nada.
A lo mejor os estáis preguntando si yo tengo en cuenta todo eso que he dicho ahí arriba, si yo tengo un término medio o si no me quejo de nada. La respuesta a vuestra pregunta imaginaria es no. Hago todas y cada una de las cosas que he dicho ahí arriba. Sin excepción alguna. Absolutamente todas.
Puede que estés acostumbrado a dejarte llevar, a que todo vaya sobre ruedas vaya. Go straight on and so on. Dicen que es lo mejor que se puede hacer cuando no sabes qué hacer. Dejarse llevar. Es posible que sea una buena idea. Hmmmm, de-ja-r-se lle-va-r ... pues a mí no me gusta. ¿Coherencia? Algún día tal vez, pero hoy... hoy no.

.. o quizás no sea la mejor. No, definitivamente creo que no.



sábado, 25 de septiembre de 2010

thenevertold


Cuando todo pierde su sentido es muy difícil encontrar el camino a casa. Caminas, despacio, observando cada minucioso detalle que encuentras mientras andas por si encuentras una pista que te devuelva de nuevo a casa. Árboles, más árboles.. tres o cuatro arbustos a cada lado de la acera, y ahí está de nuevo. Es el pequeño punto de luz que lleva siguiéndote desde que te perdiste donde no te puedes encontrar. No sabes lo que es.. pero te inspira cierta confianza, es como si cuidase de tí, como si alguien, desde aquella estrella, estuviese vigilando cada paso en falso que das hacía tu camino a ninguna parte. Lo miras pero no hace más que brillar, de la misma manera y con la misma luz e intensidad, en el mismo lugar en el horizonte. Después de unos minutos te obligas a dejarla de mirar, porque sigue siendo simplemente una estrella más que posiblemente hayas confundido una y otra vez con otra distinta, pensando que era la misma... sigues caminando. Una o dos horas pasaron ya desde que decidiste dejar de pensar, solo caminar. Cuando recobras tu consciencia, bueno, lo de recobrar es un decir, lentamente diriges tu cabeza y miras hacía la parte más baja del cielo un poco a la izquierda, no, un poco más, al centro.. ahí. Pero ¿sabes qué? No había nada. Por mucho que la buscas ya no la encuentras. En ese momento te das cuenta de lo importante que era la presencia de aquel punto de luz en tu camino. Te estás desesperando y piensas que no puedes controlar nada en tu interior en esos instantes. Te das la vuelta, corres, corres hacia atrás sin dejar de mirar aquel punto que tenías tan fijado en tu mente.. pero por más que recorres tus pasos sigue sin aparecer. Se ha ido, el punto ya no está. Cuando te das cuenta.. te quedas quieta, parada, te sientas en el suelo en medio de tu camino. De repente sientes que un escalofrío recorre tu costado, sientes frío, mucho frío. Te sientes sola. Esa sensación que te ayudaba a seguir tu camino, tan confortable igual que misteriosa había desaparecido sin previo aviso. Intentas seguir andando, te tambaleas.. Piensas que a lo mejor es hora ya de que te acostumbres a que no iba a estar siempre ahí, o que simplemente.. la habías estado confundiendo una y otra vez mientras seguías tus pasos hacia ninguna parte.